Por: Andrés Solis (@aasolisa)
"Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y el nepotismo, es indispensable, que aun cuando en la Constitución se estableció que no puede haber candidatos en el periodo inmediato de familiares en ningún puesto de elección popular hasta 2030, que Morena lo incluya desde 2027", esto decía Luisa María Alcalde Luján, presidenta Nacional del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) al leer una carta enviada por la presidenta de la República, en el marco del Consejo Nacional de esta organización partidista.
Poner fin al amiguismo y al nepotismo, porque es causa de corrupción, decía el anterior presidente, máxima que ni siquiera su familia ha podido cumplir.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define el nepotismo como la "utilización de un cargo para designar a familiares o amigos en determinados empleos o concederles otro tipo de favores, al margen del principio de mérito y capacidad".
Ricardo Alvarado Andalón, investigador de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, expone "es un tipo de captura del poder, porque lo que haces es que un grupo, cuyo único mérito es que está relacionado familiarmente entre sí, se hace de cargos públicos y de acceso a presupuestos públicos, sin otro mérito que tener un vínculo familiar".
Una vieja práctica de la política mexicana que va más allá de heredar cargos como en las monarquías.
Fernando Dworak, analista y consultor político, señala, "tenemos un cacique que si es gobernador, por ejemplo, puede designar libremente cargos para todo mundo en todos los puestos que tiene, diputaciones federales, quizá gubernatura, congreso local, ayuntamientos y eso no significa solamente heredar".
El expresidente José López Portillo con cinismo presumió a su hijo José Ramón como el orgullo de su nepotismo, cuando lo nombró subsecretario de Programación y Presupuesto, pero ya en su gobierno su hermana Margarita era directora general de Radio, Televisión y Cinematografía; su hermana Alicia era su secretaria particular y su primo Guillermo, director del Instituto Nacional del Deporte.
Hoy, la dirigencia del partido mayoritario es precisamente una suerte de herencia de Andrés Manuel López Obrador y Bertha Luján.
"Son cada uno de ellos, hijos de cabezas del partido hace seis años; el presidente López Obrador, antes de ser presidente, era la cabeza del Congreso Nacional de MORENA", recuerda Alvarado Andalón.