La salud mental de niños y adolescentes en Europa enfrenta una amenaza creciente debido al entorno digital, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe reciente elaborado junto con el Ministerio de Sanidad de Polonia y el Laboratorio de Transformaciones Digitales para la Salud
El documento, titulado "Addressing the digital determinants of youth mental health", subraya que las plataformas en línea, desde redes sociales hasta servicios impulsados por inteligencia artificial, influyen de manera profunda en el bienestar emocional de los jóvenes, a menudo sin las protecciones adecuadas que sí existen en otros ámbitos como la escuela o el hogar.
El doctor Hans Henri P. Kluge, director regional de la OMS para Europa, enfatizó la importancia de que estos espacios digitales no solo formen parte de la vida cotidiana de los jóvenes, sino que también contribuyan a su salud mental, en vez de ponerla en peligro.
A medida que las interacciones en línea se vuelven cada vez más frecuentes, el informe hace un llamado urgente a gobiernos, empresas tecnológicas y organizaciones sociales para que colaboren en la creación de entornos virtuales más seguros y saludables.
El informe destaca que el impacto de la tecnología sobre la salud mental juvenil es complejo: mientras que ofrece oportunidades de aprendizaje, conexión y acceso a recursos, también expone a los jóvenes a riesgos como el ciberacoso, la presión por cumplir con estándares de belleza poco realistas, la presencia de contenidos relacionados con autolesiones y la exposición a publicidad perjudicial.
Estos peligros suelen estar poco controlados y, en muchos casos, la responsabilidad de proteger a los menores recae principalmente en padres y cuidadores, dejando en segundo plano la obligación de la industria tecnológica y la participación activa de los propios jóvenes
Ilona Kickbusch, directora del Laboratorio de Transformaciones Digitales, subrayó que las experiencias en línea se han convertido en un factor determinante para la salud de los jóvenes, por lo que urge una acción colectiva para garantizar que estas vivencias sean constructivas y seguras.
Para abordar estos desafíos, la OMS propone una serie de medidas concretas que los países deberían priorizar.
Entre ellas, destaca la necesidad de considerar el bienestar digital como un asunto clave de salud pública, establecer regulaciones que limiten las funciones adictivas y dañinas de las plataformas, y formar a profesionales de la salud para que puedan orientar a las familias en el uso seguro de la tecnología.
Además, se recomienda fomentar la participación juvenil en la toma de decisiones sobre gobernanza digital, invertir en alternativas de ocio fuera de las pantallas y desarrollar estrategias intersectoriales que promuevan el bienestar digital.
El informe también insiste en la importancia de exigir a la industria tecnológica que asuma una mayor responsabilidad y de proporcionar orientaciones claras sobre el uso saludable de la tecnología