El 1 de agosto de este año, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) publicó el Plan de Manejo para la conservación y aprovechamiento no extractivo de orcas, que permitirá actividades de observación y nado en la región de La Ventana, Baja California Sur.
Francisco Gómez, director ejecutivo del Museo de la Ballena y Ciencias del Mar en La Paz, destacó la importancia de regular la actividad, ya que anteriormente se realizaba de manera ilegal y con acoso hacia los ejemplares. Sin embargo, expresó su preocupación por la autorización del nado con el máximo depredador de los océanos. "Estoy de acuerdo en que exista un plan de manejo, lo único que tengo mis reservas es que se haya autorizado el nado. No estamos preparados para garantizar la seguridad a los visitantes", advirtió.
El plan establece que la actividad se desarrollará del 1 de agosto de 2025 al 31 de julio de 2026, con un máximo de 24 embarcaciones por día, menores de 10 metros de eslora, distribuidas en ocho turnos. Las embarcaciones deberán mantener una distancia mínima de 20 metros del grupo de orcas, 60 metros en espera y 20 metros para el ingreso al agua, sin contacto físico. El nado deberá realizarse en superficie, sin dispositivos de propulsión.
Entre las prohibiciones se incluye acosar, tocar, montar o dañar a los ejemplares, así como obstruir su curso con embarcaciones o nadadores.
Para Agustín Olachea, presidente de la Asociación de Hoteles y Prestadores de Servicios Turísticos de La Paz, el manejo del tiburón ballena en la bahía de La Paz es un ejemplo de cómo puede ordenarse la actividad sin afectar a las especies. "Lo mismo puede ser con las orcas. No hay que espantarnos; los investigadores dirán si se puede y cómo hacerlo, siempre respetando el recurso natural", afirmó.
El costo del avistamiento y nado con orcas en La Ventana ronda los 3 mil pesos por persona, dependiendo de la empresa y la experiencia contratada.
Aunque la medida busca ordenar una práctica creciente, especialistas advierten que el verdadero reto será garantizar que la regulación no solo impulse el turismo, sino que también proteja a las orcas y asegure la integridad de los participantes.