En la era digital, la información circula a una velocidad nunca antes vista, lo que ha transformado la manera en que las personas acceden a noticias, datos y opiniones.
Sin embargo, esta rapidez también ha dado lugar a un fenómeno complejo y preocupante: la desinformación, que se manifiesta en las famosas "fake news" o noticias falsas.
Estas noticias falsas pueden tener graves consecuencias sociales, políticas y culturales, especialmente cuando se combinan con tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA), que facilita la creación de contenidos falsos y difíciles de distinguir de los reales.
¿Qué es la desinformación y las fake news?
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) define las fake news o noticias falsas como la difusión de información que es intencionadamente falsa y que crea un círculo peligroso de desinformación.
Aunque siempre han existido noticias engañosas, la llegada de Internet y las nuevas tecnologías han multiplicado su alcance y velocidad. Vivimos en un contexto donde los hechos objetivos pierden peso frente a las emociones y creencias personales. Esto es especialmente visible en la política, donde la manipulación emocional puede moldear opiniones y votos.
La organización First Draft ha clasificado siete tipos de contenidos erróneos que circulan en redes:
Las redes sociales facilitan la viralización de estos contenidos por varias razones. En ellas, los usuarios no solo consumen información sino que también la crean y comparten, muchas veces sin verificar su veracidad.
Además, los algoritmos que regulan qué contenido aparece en los muros priorizan lo que genera mayor interacción, sin importar si es verdad o mentira. Esto amplifica contenidos provocativos o emocionales, que suelen ser noticias falsas o manipuladas.
First Draft menciona ocho motivos que explican la creación de noticias falsas: periodismo deficiente, parodia, provocación, pasión, partidismo, provecho (lucro), poder o influencia política y propaganda. Estos motivos muestran que la desinformación puede estar impulsada tanto por intereses económicos como políticos o simplemente por el deseo de causar confusión.
Impacto de la desinformación
El impacto de las fake news es profundo y peligroso, especialmente para la democracia.
Según la Federación Internacional de Periodistas, la desinformación erosiona la confianza en los medios tradicionales, fomenta la polarización y puede aumentar la hostilidad hacia grupos vulnerables. Esto ocurre también a través de los llamados "fake media", medios digitales que publican sin ética información errónea o manipulada sin verificación.
Ejemplos específicos sobran. En Estados Unidos, durante la campaña presidencial de 2016, Donald Trump utilizó la difusión de noticias falsas para atacar a su oponente y construir su base electoral. Politifact señaló que el 70% de sus declaraciones electorales fueron consideradas falsas o muy engañosas.
Además, el caso de Cambridge Analytica, una empresa británica de consultoría política, mostró cómo se usaron datos de Facebook sin consentimiento para crear publicidad segmentada y fake news dirigidas a manipular votantes. En México, se ha denunciado el uso de bots y trolls en redes sociales para favorecer candidatos, ocultar noticias negativas y manipular opiniones.
Estas prácticas atentan contra el derecho fundamental de las personas a recibir información veraz y de calidad. La proliferación de desinformación dificulta que la ciudadanía pueda informarse correctamente y tomar decisiones con base en hechos, afectando la transparencia y la salud de las instituciones democráticas.
Cómo detectar y no caer en noticias falsas
La FIP menciona seis consejos básicos para detectar fake news y contenidos falsos.
Primero, hay que desconfiar de títulos sensacionalistas, sobre todo si están en mayúsculas y apelan a emociones fuertes. Segundo, revisar la sección "Acerca de" del sitio para verificar la existencia y profesionalismo del medio. Los sitios confiables suelen mostrar claramente su equipo, financiamiento y contactos.
Tercero, es importante checar los enlaces y citas dentro del contenido, asegurándose que se dirigen a fuentes legítimas y que las citas provienen realmente de las personas mencionadas.
Cuarto, hay que desconfiar de URLs que imitan sitios conocidos, pues es una estrategia para confundir al lector. Quinto, siempre que sea posible, encontrar fuentes locales o cercanas al hecho para obtener contexto confiable. Por último, realizar una búsqueda inversa de imágenes para confirmar que las fotos corresponden a la noticia o no están fuera de contexto.
Además, para desmentir fake news, es fundamental no compartir rumores sin verificar, usar herramientas de búsqueda y verificación de imágenes, consultar expertos o fuentes confiables, y buscar siempre información complementaria para entender mejor el contexto.
La inteligencia artificial: un nuevo actor en la creación de desinformación
El desarrollo de herramientas de inteligencia artificial ha abierto una nueva etapa en la producción y difusión de desinformación.
Ahora es posible crear textos, audios, imágenes y videos hiperrealistas en cuestión de minutos, sin necesidad de habilidades técnicas avanzadas. Esto ha hecho que la generación de contenidos falsos esté al alcance de cualquiera y a una escala nunca vista.
Según la Universidad Veracruzana, uno de los mayores riesgos es el uso de IA para crear lo que se conoce como deepfakes, videos falsos que simulan a personas reales diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron.
También se están usando modelos generativos para producir artículos aparentemente periodísticos, con citas falsas, imágenes creadas por computadora y títulos diseñados para manipular al lector.
En enero de 2024, el Foro Económico Mundial identificó la inteligencia artificial como una de las mayores amenazas para la humanidad en los próximos dos años, precisamente por su potencial para amplificar la desinformación.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la Ley de Retirada de Contenidos (Take It Down Act), que prohíbe la difusión de material íntimo sin consentimiento, incluyendo contenido generado con IA.
La ley obliga a las plataformas digitales a eliminar este tipo de imágenes o videos en un plazo máximo de 48 horas tras recibir una solicitud formal de la persona afectada. Quienes incumplan podrían enfrentar hasta tres años de prisión.
Formación digital y pensamiento crítico, claves para frenar la desinformación
Un estudio del Tecnológico de Monterrey y Google analizó la susceptibilidad a la desinformación sobre el COVID-19 en 16 países y encontró que las personas con un estilo cognitivo más analítico y motivaciones fuertes por buscar la verdad eran mejores para distinguir lo verdadero de lo falso.
El estudio también demostró que pequeños recordatorios para pensar en la precisión y consejos básicos de alfabetización digital ayudan a mejorar la detección de noticias falsas.
Este hallazgo es importante porque muestra que la desinformación no es inevitable. La educación mediática puede fortalecer la capacidad de las personas para protegerse, y muchas organizaciones ya trabajan en programas de alfabetización digital para capacitar a la población en el uso crítico de la información.
La UNESCO también ha destacado la urgencia de regular las plataformas digitales para combatir la desinformación, sin afectar la libertad de expresión. Su plan de acción incluye siete principios para proteger los derechos humanos, crear reguladores independientes, asegurar transparencia en algoritmos y promover la educación crítica.
Según una encuesta de esta misma organización, el 85% de la población está preocupada por el impacto de la desinformación y el 88% desea que los gobiernos y reguladores actúen para solucionarlo.
La desinformación y los contenidos falsos impulsados por inteligencia artificial representan un desafío complejo pero no insuperable.
Identificar noticias falsas requiere atención, pensamiento crítico y uso de herramientas de verificación. Pero también requiere una respuesta colectiva: desde la ciudadanía, los medios, las empresas tecnológicas y los gobiernos. Solo así se podrá proteger la verdad y la democracia en la era digital.